Es de vital importancia entender cómo están mutando las formas de trabajo a nivel mundial, dado que si los ámbitos de trabajo continúan funcionando como hasta ahora terminarán afectando cada vez más la salud de su componente más valioso, el recurso humano. 

En las empresas abundan los colaboradores  que padecen stress, sedentarismo, tabaquismo, malnutrición y  automedicación, un combo explosivo que va directo a generar un sinfín de problemas como las cefaleas tensionales, las cervicalgias, el bruxismo y las  enfermedades no transmisibles (ENT), como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias crónicas. Todas ellas desencadenantes de disminución en la productividad, malestar  en el clima colectivo de trabajo y marcada pérdida de la calidad de vida.